Manuel Soto
(miembro del sumo consejo):
La importancia de magnificar nuestro llamamiento.
Dan 2:34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Dan 2:35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
La piedra del sueño de Daniel es esta obra.
Los que nos hallamos reunidos aquí somos lideres del sacerdocio y debemos magnificar nuestro llamamiento.
Despertemos nuestro interés por la obra del Señor.
El Señor preparara el camino cuando nosotros nos involucramos.
Siempre escuchamos estas frases:
De nuevo,
Otra vez
Todo esto lo he escuchado antes.
La repetición es una ley del aprendizaje
No importa cuanto tiempo tengamos en una asignación, o cuanto conocimiento tengamos, El Señor sabe lo que necesitamos aprender.
Debemos dejar que él nos enseñe.
El Pdte. Abadillo en una entrevista me pregunto:
¿Cómo te ven los miembros del barrio en el que servís?
¿Te sienten parte del barrio?
Yo no sabia que contestar
También a veces me he preguntado: como maestro orientador tengo familias ¿Qué estoy haciendo por ellas?
El pdte. Gordon B. Hinckley dijo que tenemos una responsabilidad cuatripartita:
1º para la familia: Compartir la Noche de Hogar con la familia, dedicar un tiempo que sea consagrado con ellos.
2º para el trabajo: debemos involucrarnos en el trabajo, por que es allí donde recibimos las bendiciones del Señor.
3º para con la Obra del Señor: cada uno tiene una responsabilidad y cada uno debe tener tiempo para cumplir con ella.
4º para con nosotros mismos: hacer ejercicio, platicar con el Señor (no hablo sobre la oración, sino un momento para nosotros y el Señor).
(Doctrina y Convenios | Sección 112:10)
10 Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones.
En el nombre de Jesucristo, Amen.
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